Era pequeña de ligero andar, manos tibias,siempre pronta a explotar. Luego como si nada, cantando y sonriendo comenzaba su quehacer, presurosa siempre como si el tiempo se le escapara. Los hijos, los nietos, la casa , eran su obsesión, sus desvelos. Tiempo para ella nunca programó. No hablaba de grandes temas un libro en sus manos nunca se le vio, pero era sabia por naturaleza y por vocación servidora. A su alrededor habían muchos y en su interior una enorme soledad. Todos interesados en si mismos sin tiempo para escuchar su alma diciendo, aquí estoy. Con pasos presurosos los años se encargaron de ponerla vieja, inútil, lenta, la de antes se esfumó. Vagó sola por la casa llena de fantasmas´ con sus recuerdos idos y sus miedos ahogándola Un rocío de olvido entonces nubló sus recuerdos, haciéndola olvidar hasta su nombre. Eso molesto a los que antes consentía y sin esperar mucho la llevaron lejos, donde no molestara La vida benévola le nublo sus recuerdos, así no sufrió el abandono ni le dolió la incomprensión. El día de su muerte fue,un alivio para los ingratos...y el cielo para ella. RITA RICCARDI---2009